El mensaje del Navegante 2.0

Imagen de alterbo

Ya no estamos frente a una pared donde se cuelgan los dibujitos que realizamos ni los textos que redactamos. Hay dos direcciones, una intercomunicación efectiva, necesaria. Las empresas están corriendo por las redes sociales intentado atrapar la atención del Navegante 2.0. Éste es el que mejor se ha adaptado al nuevo entorno, de hecho, ha sido él quien lo ha creado.

el navegante 2.0

La publicidad o, mejor dicho, la comunicación entre las empresas y los clientes se está llevando a cabo de una manera totalmente nueva. El usuario es muy hábil y conoce las herramientas 2.0, por lo que ya no se le puede enviar un mensaje de que compre algo, ni se le puede diseñar un botón de llamada a la acción que sea demasiado explícito.

Las empresas ya no deberían gastar sus recursos en publicidad, sino invertir en su marca. La reputación es fundamental para poder abrirse paso en este mundo lleno de enlaces. Existen usuarios activamente activos, que realizan comentarios en los foros, que tienen cientos de amigos en Facebook y que ligan por la red. La opinión de este perfil del navegante es la clave para el devenir de un producto. Domado el león, domado el domador. Meterse a este navegante en el bolsillo supone incrementar el número de ventas, visitas, etc. El resto de usuarios están sujetos a las influencias que les rodean, a las referencias que los tipos cool hacen de los productos que consumen.

El proceso de la creación de un mensaje ya no recae en una única persona, ni en un único equipo. Un copywriter debe saber diseñar para poder crear una estrategia de marca. Un diseñador debe saber redactar, para poder llegar hasta un mayor número de usuarios. La polivalencia es la clave para cualquier profesional que quiera seguir estando al día en la industria de los píxeles. Los equipos deben estar formados por perfiles versátiles, que conozcan las herramientas 2.0, que sean, al mismo tiempo, usuarios, navegantes. La diversidad de formatos y plataformas que invaden el mercado requieren una especial atención.

Se trata de CONTAR HISTORIAS, de involucrar al navegante, de hacerlo partícipe de nuestra campaña, incluso de hacerlo protagonista. La interacción es fundamental. Podremos contar un chiste muy gracioso pero nunca podremos obligarle a reír al consumidor. Esto ha cambiado, sí que le podemos hacer reír, aunque sea a través de otras personas. Pero todo debe ser sugerente, en cuanto el navegante 2.0 descubra que estamos detrás de su conducta, nos dará una patada en el culo.

El mensaje del navegante 2.0 es éste: No soy un cliente, no intentes venderme nada. Soy yo el que compra, no tú el que vendes.

 

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