¿Qué ocurriría si un usuario no poseyera experiencia alguna? Ni siquiera la experiencia innata que poseen los nativos digitales, ni siquiera la lógica a la hora de actuar que posee un ser sociable y con aptitudes tecnológicas. Pues sería un desastre para las pruebas de experiencia de usuario.
El proyecto estaba en fase de desarrollo. Una primera maqueta, que hacía sonreír y asentir a todo el que la veía se subió para poder realizar las pruebas de usabilidad de cara al usuario. No fui yo el encargado de la selección de los individuos, así que no puedo citar las pautas que se tuvieron en cuenta a la hora de elegir las personas. Lo que sí puedo relatar es lo que el diseño cumplía.
La aplicación hablaba una conversación interactiva con el usuario. Esto se demostraba porque los botones de llamada a la acción se anticipaban a las necesidades de todos los usuarios que hicieron el test de usabilidad, de todos menos uno, una excepción: c.
Hablamos, mediante degradados y colores llenos de personalidad, el lenguaje del usuario al que iban destinados nuestros esfuerzos. Pero hubo un usuario, llamado Pierre Menard, que no entendió para nada nuestro idioma visual y de funcionamiento.
La audiencia se involucraba, es decir, participaba del conjunto de información que facilitaba la aplicación. Todo ello en un contexto real, incluso familiar al usuario, excepto para Pierre Menard, que llegó a pedir una aspirina durante el transcurso de las pruebas.
Acción - Reacción. El flujo de funcionamiento se movía a la perfección, los eventos estaban razonados perfectamente, orientando en todo momento al usuario, llevándolo en volandas como a un cachorro. Pierre Menard, menudo perro, de dónde habían sacado a ese usuario, comencé a ponerme nervioso.
El nivel cultural de información compartida sustentaba el uso de la aplicación, pero Pierre Menard parecía provenir de otro planeta. Instintivamente, las personas rellenan los huecos, pero es que no había huecos!!!! Pierre Menard, Pierre Menard, Pierre Menard, cerré mis puños y tosí para descargar al angustia acumulada.
Concretando, la aplicación era relevante, útil y disfrutable, según los comentarios que realizaron los usuarios al final del test. Mejor no cito lo que dijo Pierre Menard, no quiero aporrear el teclado todavía.
Accesible, sin errores, predecible pero sorprendente, confiable y eficiente. Nunca en mi carrera había logrado un producto tan ...... estupendo. Maldito Pierre Menard, por qué no cogiste el tren equivocado y llegaste tarde a la prueba de experiencia de usuario????
Aquella noche no dormí. Está bien, soy demasiado perfeccionista, el porcentaje de experiencia de usuario había salido casi clavado, teniendo en cuenta el rango de comportamiento que habíamos predecido. El responsable de proyecto se puso generoso y nos invitó a unos cafés de la máquina a todo el equipo de experiencia de usuario. Maldito café, no me dejó dormir.
Entonces, en mitad del ocio nocturno, abrí mis ojos y encendí la luz. Llevado por un recuerdo comencé a rebuscar entre mis libros de relatos y mis novelas. Me sonaba de algo el nombre de Pierre Menard. Al cabo de un rato lo encontré: un libro de Borges, escritor que confeccionó un relato llamado Pierre Menard, autor de El Quijote.
Pierre Menard inicialmente quería ser Miguel de Cervantes, en los años 30, "saber el español, recuperar la fe católica, guerrear contra los moros o contra el turco, olvidar la historia de Europa entre los años de 1602 y de 1918".
Relacioné aquella historia con el usuario que se había presentado al test. Pierre Menard, el tocapelotas, seguramente había actuado como Pierre Menard, el autor de El Quijote. Seguramente habría borrado de su memoria cualquier instinto tecnológico, cualquier hábito de funcionamiento lógico, cualquier comportamiento racional.
Les doy un consejo, si van a hacer un test de experiencia de usuario.... no tomen café.
Añadir nuevo comentario